- El hámster y los niños-
Hemos creído importante
incluir en esta sección un apartado dedicado a la relación que se puede establecer entre
nosotros los hamstercillos y los niños.
Los hámsters somos animales cariñosos
y simpáticos por excelencia (y modestos también, jeje), además de ser totalmente
inofensivos, aspectos que abren un campo de posibilidades amplísimas frente al hermoso y
sorprendente mundo de los niños, ya que a la mayoría de ellos les gusta amar a los
animales y que éstos se lo demuestren.
Naturalmente, hay que tener en cuenta
ciertos aspectos para que los niños, siempre sin querer, no puedan hacer daño. Al
animalito que se tenga, antes que nada hay que aprender a conocerlo, es ese uno de los
principios básicos para entablar una buena y correcta relación. En el caso de nosotros
los hámsters no resultará difícil, debido a la gran adaptabilidad que tenemos para
someternos a la vida doméstica.
Es importante, también, que se enseñe
a los niños a no maltratar a los animales, así como a respetar el espacio en donde
habitan y que les pertenece. Cualquier animal, por más cariñoso que sea, necesita su
propio espacio al que pueda recurrir cada vez que lo desee; si por el contrario no dispone
de él, este factor le puede repercutir negativamente en su carácter. Por lo tanto, el
niño deberá aprender, desde un principio, a respetar nuestro espacio, así como también
nuestra libertad, ya que en según qué ocasiones, el hámster, como la mayoría de
animales, buscará soledad y se alejará de la compañía. Es esto un hecho completamente
lógico, sobre todo si tenemos en cuenta que a las personas os sucede lo mismo. Hay que
enseñarle, pues, al niño a "respetar", puesto que ésta es la primera regla
para el principio de una buena relación.
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